San Valentín está a la vuelta de la esquina y es hora de ponerse en marcha.
Soy de las primeras en no aprobar el derroche consumista del día de San Valentín. Pero sí es cierto que me parece muy bonito que haya un día para felicitar a las personas que queremos o por las que sentimos afecto (lo cual no quiere decir que no tengamos estos sentimientos el resto del año).
El caso es que para transmitir estas felicitaciones no hace falta gastarse un pastizal. Con un poco de paciencia, papel y pulso se pueden hacer unas bonitas tarjetas.
No es necesario que tenga mil corazoncitos:
Se puede optar por un bonito aire floral. Reconozco que yo me he ayudado de la troqueladora, pero con paciencia se pueden cortar muchas florecitas a mano.
Otra idea puede ser dar un toque Vintage a nuestro amor. Los tonos malva y lasa flores se prestan mucho a este estilo.
Además, un moñito bien hecho es el colofón o la guinda del pastel. A la tarjeta también se le puede preparar un sobre a juego si se prepara primero una plantilla (además, esta plantilla se podrá usar para otras veces).
El caso es que con poco dinero se puede mandar todo el amor del mundo.
Ahora solo queda que pongáis en marcha vuestra imaginación y deis rienda suelta a vuestro amor.
Hasta pronto.
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