De mi visita a Düsseldorf me traje una revistilla en alemán que me encanta ojear pero nunca me atrevo a traducir.
Pues lo he hecho con una de las recetas, algo que por el norte se lleva mucho (el agua de rosas) pero que por aquí no he visto demasiado.
El caso, que he hecho mis cupcakes de agua de rosas y he de decir que han quedado preciosas y con un aroma embriagador.
Eso sí, tengo que tomarlas más veces para acostumbrarme porque, aunque están buenas, la sensación que me da es la de estar comiendo esos polvos de talco para aliviar los picores.
El caso, que hay que probar de todo en esta vida y yo ya he cumplido.
Hasta pronto.
Agradables a la vista y deliciosas al gusto
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